A propósito del recital poético
“Volver es necesario/ a la fuente del canto” expresa en su ars poética Pablo Antonio Cuadra; es por eso que compartir este recital poético es beber de la poesía en la voz misma de los poetas. Ir a un recital de poesía suena extraño, en una sociedad cada vez más tecnológica, donde el amor es sometido a la tecnología, ya que podemos mandar un beso por chat, y recibir “un te quiero” por correo electrónico.
Después de tantos años de docencia me doy cuenta de la gran mentira que les he dicho a mis alumnos. Digo esto porque hemos estudiado la poesía modernista, o vanguardista, que una es poesía social y que la otra es de género, que aquella es dramática y esta lírica. Creo que lo único que hemos hecho esetiquetar la poesía, como los superes mercados que les ponen etiquetas de precios a los productos que venden.
En su esencia, la poesía no es lo uno, ni lo otro, ni esto, ni aquello, la poesía es simplemente poesía, es el milagro de la vida en la realización misma de la palabra: “Bautizó las palabras, pongo/ nombre a los nombres. Digo /la noche y significa una/ paloma. Imagino el leopardo/ y sus ojos lloran” expresa Ernesto Mejía Sánchez, en su poema Vita arsque poética.
Sabiamente los griegos concebían la poesía como mimesis, es decir, el acto creador, por lo tanto toda obra de arte es una expresión poética. La poesía vive en una perpetua metamorfosis, que trasmutade un soneto a un cuadro idílico de pintura primitivista, de una sátira teatral, hasta una atmósfera angelical en el retablo de la Anunciación de Fray Angélico. Todo es poesía: lo maravillosos pasos de ballet de Guissel o Carmen; el perfecto cuerpo de mármol desnudo de David de Miguel Ángel; poesía es también la que producen los violines y pianos, trombones y oboes en una sinfonía orquestal.
Este recital de poesía es tan necesario, para despertar en nosotros nuestra sensibilidad, si es que todavía nos queda sensibilidad ante el lenguaje publicitario: Para los hombres, recomienda la televisión “Dormir en una cama Olympia te hará despertar feliz todos los días”, o para ellas“Crema Evon(eivon)me ha enseñado a ser yo misma”. Muchos hablan de enseñar poesía a través de los programas curriculares de la asignatura de Lengua y Literatura. Cruel mentira, la poesía no se enseña, la poesía se siente, se toca, se saborea, se vive. La poesía no está afuera de nosotros, todo lo contrario, nace desde nosotros y nos traspasa, como la materia oscura traspasa el universo.
El poema no es un esqueleto lingüístico, ni los críticos médicos de la palabra, para hacer un acercamiento mecánico del verbo poético. Los poetas no escriben poesía para que midan sus versos, ni encuentran sinalefas, ni rimas perfectas. Las poetas escriben poesía, como los que escucharemos hoy, por la necesidad de expresarnos: “Hermano, tú que tienes la luz dime la mía /¿No oye caer las gotas de mi melancolía?
Este recital de poesía es tan justo, como maná espiritual, como un árbol de palabras llenas de significados, en esta sociedad sin significados, de calles suicidas y campos drogados, ciudades llenas de anuncios comerciales. Un recital para que cante la poesía, para que viva su misterio, porque cuando se descubre el misterio de la poesía, la poesía deja de ser poesía. Un recital para compartir con los poetas, los seres más desterrados del mundo, aquellos que se iluminan con su canto. A como escribiera Pablo Antonio Cuadra en su poema Epitafio de un poeta, allá en 1964:
El poeta siempre llega donde nadie lo recibe
Y así vive hasta que llega a la muerte;
Solo entonces, cuando la muerte tampoco lo recibe,
Es cuando todos reciben su canto
Patricia Blandón
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